Viajar es una actividad que muchos disfrutan, pero para las personas con movilidad reducida, puede presentar desafíos adicionales que requieren una planificación cuidadosa y la confianza en que sus necesidades especiales serán atendidas. Desafortunadamente, esto no siempre sucede, como lo experimentó recientemente Nico, un compañero del club IODA Tenerife, durante su travesía de Tenerife a Cádiz.
Nico, quien depende de una silla de ruedas manual, reservó su viaje con la seguridad de que tendría una cabina accesible que pudiera acomodar tanto su discapacidad como a su mascota. Incluso tuvo que retrasar su viaje más de tres semanas para garantizar estas condiciones. Para asegurarse de que todo estuviera en orden, llamó a la compañía el día anterior al embarque. En esa llamada, se le aseguró que no tendría que preocuparse por la cabina accesible y que podría llevar a su mascota con él. Sin embargo, cuando llegó al puerto, la realidad fue muy distinta a lo prometido.
Al solicitar la llave de su cabina, le informaron que solo había una cabina para mascotas reservada para él, y en ella no podría acceder al baño con su silla de ruedas. Para su sorpresa, las cabinas accesibles estaban todas ocupadas, según la tripulación. Aparentemente, uno de los pasajeros que viajaría al día siguiente tuvo que cancelar su viaje para que Nico pudiera acceder a una cabina accesible. Solo como excepción se le permitió llevar a su mascota a esta cabina.
Sin embargo, la cabina que se le asignó estaba lejos de ser funcional. El baño no solo estaba sucio, sino que el inodoro estaba roto, lo que resultaba en fugas de agua. Además, la ducha adaptada estaba mal diseñada, haciendo que el uso del grifo fuera incómodo y peligroso.
Nico soportó estas condiciones durante 54 horas de viaje, una experiencia que ninguna persona, y menos una con movilidad reducida, debería tener que enfrentar. A pesar de haber realizado múltiples reclamaciones, tanto por teléfono como por correo electrónico, a la compañía Naviera Armas – Trasmediterránea, hasta el momento no ha recibido una respuesta adecuada.
Lo único positivo de esta experiencia fue el comportamiento de la tripulación, que hizo todo lo posible para acomodar a Nico a pesar de las circunstancias adversas.
Es esencial que las compañías tomen en serio las necesidades de accesibilidad y se esfuercen por garantizar que todos los pasajeros tengan un viaje seguro y cómodo. Esta experiencia ha sido una lección amarga, pero también un llamado a la acción: las personas con discapacidad merecen el mismo respeto y consideración en todas las áreas de la vida, incluidas sus experiencias de viaje.
